Esta vez os voy a presentar un plato creado por mí desde el principio al final y del que me siento muy orgullosa, porque además de fácil, está buenísimo.
Hasta hace bien poco, el secreto era un "secreto" bien guardado y no era fácil de conseguir.
Hasta hace bien poco, el secreto era un "secreto" bien guardado y no era fácil de conseguir.
Se trata de una parte del cerdo que se encuentra en lo que sería la axila. Su carne tiene un veteado blanco donde se acumula la grasa que lo hace excepcionalmente exquisito.
Junto a la presa (que se obtiene de lo que sería el hombro), es una de las partes del cerdo que más me gustan. Pero tienes que asegurarte de que se trata de cerdo ibérico, pues al tener un alto contenido en grasa intermuscular, es más saludable que de la del cerdo blanco.
Ahora podemos encontrarlos fácilmente, aunque su auge ha implicado también que se encarezca, pues de cada animal apenas se extraerían dos piezas de unos 500 gr.
En todo caso, tanto la una como la otra, son muy fáciles de preparar y admiten todo tipo de cocción: a la parrilla, barbacoa, asadas, al horno...
Aunque a mi la que más me gusta es al horno, quizás porque la primera vez que la probé fue en Portugal hace ya varios años, y fue precisamente al horno con verduras, que aún recuerdo cómo se deshacían en la boca...
En esta ocasión, tenía un par de piezas congeladas, que me quedaron de una anterior comida en las que la hicimos en la parrilla únicamente con un toque de sal gorda y tomillo.
Pero esta vez me sentía inspirada. Me había quedado caldo de la última vez que hice carne de membrillo y pensé que le iría de maravilla el toque dulce y cítrico de éste.
Así que espero que os guste tanto como a nosotros mi receta de Secreto con reducción de salsa de membrillo al vino tinto.
Ingredientes
2 piezas de secreto
200 ml. de agua de membrillo
2 cucharadas de carne de membrillo
1 vaso de vino tinto (50 ml. aproximadamente)
Aceite de oliva
Tomillo
Sal
Pimienta
Preparación
Precalentamos el horno a 180º.
Mezclamos en un bol un poco de aceite de oliva, con tomillo, sal y pimienta. Echamos esta mezcla en los secretos, para que se engrase bien, haciendo unos pequeños cortes en la carne para facilitar que se introduzca los sabores.
En una fuente colocamos las piezas, regamos con parte del agua de membrillo, pero sin que cubra y metemos en el horno previamente calentado a 180º.
Es una carne que tarda poco en estar lista por lo que hay que estar pendiente de regarla con más agua de membrillo para que no se seque.
Mientras tanto, en un cazo pequeño, echamos el vino tinto y mezclamos con la carne de mebrillo y dejamos que vaya reduciendo, moviendo la mezcla de vez en cuando a fuego lento.
Veréis que va tomando un tono morado oscuro, según va reduciendo, hasta que tengáis una consistencia untuosa, pero no muy espesa, para que podías servirla como salsa.
Cuando vemos que la carne está ya echa a vuestro gusto, sacamos la carne del horno.
Para emplatar, podéis echar la salsa por encima, presentar en una salsera para que cada cuál se eche lo que quiera, o bien, como yo a un lado.
Acompañada de patatas o verdura, es el plato ideal. Yo añadí unas patatas estilo rusti que también van al horno e hice a la vez que la carne.
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